No tenemos un sumo sacerdote que no pueda complacerse de nuestras debilidades. He. 4:15
1.-Sal. 51:1-2
2.-Sal: 51:3-4
3.-Sal. 51:5-7
Compadécete de mí,
Pues, oh Dios, yo clamo a ti,
Y con noble compasión
Borra tú mi rebelión
Y hazme puro en verdad,
Redimiendo mi maldad.
He pecado contra ti
Y dolor yo siento en mí,
Pues tu gracia desprecié
Y tus leyes quebranté;
Tú eres justo, oh Señor,
Más yo pobre pecador.
En pecado yo nací,
Nada bueno hay en mí;
Sólo en ti hay salvación,
Tú das luz al corazón,
Ven entonces a mi ser
Y hazlo tú resplandecer. Amén.
LETRA: Adolfo Robleto, basada en Sal. 51
MÚSICA: Richard Redhead