Grandes triunfos da a su Rey. Sal. 18.50
1- Hch. 3.14-15, 21
2- Ef. 1.20-22
3- 1 Co. 15.57
Salve, Rey tan despreciado,
tú que subes vencedor,
que sufriste por nosotros,
nuestro santo Redentor;
salve, tú, tan angustiado,
coronado Salvador,
soportaste la ignominia
por ganarnos tu favor.
Salve, Cristo, coronado
en sublime majestad,
cantan ángeles celestes
de tu eterna potestad;
por nosotros abogando,
tú preparas un lugar
en la gloria sempiterna
de tu celestial hogar.
Digno tú de todo elogio,
prez, honor y bendición,
tus loores entonamos
con perpetua devoción;
ángeles del alto cielo,
vuestra dulce voz prestad,
nuestro Redentor triunfante
con canciones celebrad.
LETRA: John Bakewell, trad. Lefferd M. Haughwout
MÚSICA: Arr. de Francois H. Barthelemon