Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.
Flp. 2.11
Jesús, Señor de la creación,
siendo en forma de Dios
se despojó de sí mismo;
tomó la semejanza de hombre,
y siendo puro y sin mancha
entre nosotros vivió;
y a sí mismo se humilló,
tomando forma de siervo,
y hasta su vida entregar
y en una cruz terminar.
Mas Dios a lo sumo lo exaltó
y su nombre engrandeció,
para que, ante su autoridad,
toda rodilla se doble
y toda lengua confiese que
Jesús es el Señor.
LETRA Y MÚSICA: Jesús Adrián Romero, arr. Obed Valencia L.