No hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra. 2 Cr. 6.14
1- Sal. 16.5-6
2- 2 Co. 3.9-10
C- Sal. 118.23
Cuán hermosa es la luz del ocaso,
y precioso es el amanecer,
pero más glorioso es el gran amor
que el Señor derramó en mi ser.
¡Maravilloso es, maravilloso es
que el Señor me ama a mí!
¡Maravilloso es, maravilloso es
que el Señor me ama a mí!
Admirable es la siega abundante,
las estrellas, la luna y el sol,
pero más glorioso es el gran amor
que me da nueva vida y perdón.
LETRA Y MÚSICA: George Beverly Shea, 1956, tras. Comité de Celebremos su Gloria.