Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Hch. 2.4
1- Ro. 8.9
2- 1 Co. 12.9
3- Hch. 2.18
C- Miq. 3.8
En un aposento alto,
con unánime fervor,
ciento veinte esperaban
la promesa del Señor.
Dios, manda tu gran poder;
Dios, manda tu gran poder;
Dios, manda tu gran poder
a cada corazón.
Desde aquel feliz momento
mora el Consolador
en el corazón creyente,
dando dones, paz y amor.
El Espíritu de Cristo,
hoy nos llena de poder
para ser testigos fieles,
predicando por doquier.
Oh, Santo Espíritu,
bendito celeste don,
divino Consolador,
reina en mi corazón.
LETRA: Est. 1 Charlie D. Tillman, trad. H. W. Cragin; est. 2-3 Lynn Anderson, coro 2 F. Blycker J., 1990
MÚSICA: Charlie D. Tillman, 1985