No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Hch. 4.20
1- Ex 34.6
2- Sal. 23.3
3- Col. 3.10
C- Rt. 3.13
Yo quisiera hablarte
del amor de Cristo,
pues en él hallé
un amigo fuerte y fiel,
por su gracia transformó
mi vida entera,
lo que en esta vida soy
lo debo a él.
Nadie pudo amarme como Cristo,
es incomparable su amistad;
sólo él pudo redimirme del pecado,
por su amor y su bondad.
Mi alma estaba llena
de ayes y tristezas,
llena estaba
de miseria y dolor;
con ternura Cristo
me tendió la mano,
y me guió
por el sendero del amor.
Cada día viene
a darme nuevo aliento,
a mi corazón infunde
dulce paz;
no comprenderé
por qué vino a salvarme,
hasta que en el cielo
pueda ver su faz.
LETRA Y MÚSICA: C. F. Weigle, trad. S. D. Athans