Fuiste fortaleza al pobre, refugio contra el turbión. Is. 25.4
1- Sal. 107.29.30
2- Pr. 18.10
3- 2 Co. 9.8
Cariñoso Salvador,
huyo de la tempestad
a tu seno protector,
fiándome de tu bondad.
Sálvame, Señor Jesús,
de la furia del turbión,
hasta el puerto de salud
guía tú mi embarcación.
Otro asilo no he de hallar,
indefenso acudo a ti;
voy en mi necesidad,
porque mi peligro vi.
Solamente tú, Señor,
puedes dar consuelo y luz,
vengo lleno de temor
a los pies de mi Jesús.
Cristo, encuentro todo en ti
y no necesito más;
débil, me pusiste en pie;
triste, ánimo me das,
al enfermo das salud,
guías tierno al que no ve;
con amor y gratitud
tu bondad ensalzaré.
LETRA: Charles Wesley, 1740, trad. Thomas M. Westrup, 1880
MÚSICA: 1a. Tonada, Simeón B. Marsh, 2a. Tonada, Joseph Parry