Esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios. 2 S. 10.12
1- Jue. 5.11
2- Is. 1.3
3- Hch. 26.18
4- 2 Cr. 30.5-6
Del uno al otro extremo
del suelo nacional
resuenen los mil ecos
de un cántico triunfal;
aquel que en nuestro pecho
Jesús vino a poner
al darnos con su muerte
la vida de su ser.
Nosotros conocemos,
oh Dios, tu salvación
y es nuestra ya tu gracia,
tu paz y tu perdón;
mas ve, nuestros hermanos
no viven en tu luz,
no entienden lo que hiciste
por ellos en la cruz.
Los cercan las tinieblas,
muy densas del error
y viven sin amarte
a ti, que eres amor;
ayúdanos, entonces,
a darles de tu luz,
los límpidos fulgores
que hallamos en la cruz.
Si tú vas con nosotros
y alientas nuestro ardor,
la patria bien podremos
llevar al Salvador,
y entonces que los ecos
del cántico triunfal
de extremo a extremo surjan
del suelo nacional.
LETRA: Vicente Mendoza
MÚSICA: Obed Vázquez Trujillo, México