El Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. Ap. 21.22
1- Sal. 84.1-2
2- Sal. 84.3-4
3- Sal. 84.5-7
4- Sal. 84.8-12
Bellas tus moradas son,
en el cielo de esplendor.
¡Cuán amables son aquí,
en el mundo de dolor!
Mi alma suspirando está
por tus atrios, Dios de amor;
siempre ansío allí vivir
y servirte con fervor.
¡Cuán felices son, Señor,
los que junto a tu altar
gozan santa comunión,
dulce paz, y amor sin par!
Cual paloma que su pie
no encontró do reposar,
vuelven y hallan siempre allí
grato alivio y bienestar.
Cual ofrenda en suave olor,
sube al cielo su canción;
tú derramas desde allí,
en torrentes bendición.
Pan al alma hambrienta das;
al sediento en su aflicción,
de la vida el manantial,
de tu amor, precioso don.
¡Cuánto ansío, mi Jesús,
ir al cielo donde estás!
Siempre en tu presencia estar,
viendo tu gloriosa faz.
Por el valle de aflicción,
con tu luz me guiarás
hacia tu florido Edén
a morar en dulce paz. Amén.
LETRA: Henry Francis Lyte
MÚSICA: Walter B. Gilbert