Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para el oportuno socorro. Heb. 4.16
1- Sal. 121.1-2
2- Sal. 121.3-4
3- Sal. 121.5-6
4- Sal. 121.7-8
Mis ojos a los montes
al redor levantaré;
¿de dónde, pues,
socorro Salvador alcanzaré?
De Dios, el cual mi ayuda preparó;
de Dios, quien cielo,
tierra y mar formó.
Con él tu pie no puede resbalar;
te sostendrá,
el que te vela siempre, sin cesar
te guardará.
No duerme Dios,
él te protege fiel;
así guardó al pueblo de Israel.
En Jehová, tu eterno guardador,
sombra hallarás;
de todo mal Jehová tu defensor
te amparará.
El sol de día mal
no te ha de hacer,
ni mal la luna en su anochecer.
A tu alma Dios, tu Rey,
preservará de todo mal;
tu entrada y tu salida
guardará el Eternal.
Él, a quien adoramos en verdad,
nos guardará
por toda eternidad.
LETRA: D. S. Campbell, 1877, trad. George P. Simmonds, 1977
MÚSICA: arr. Obed Valencia L., 2001