El mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan. Ro. 10.12
1- Sal. 130.1-2
2- Sal. 130.4
3- Sal. 130.5-6
4- Sal. 130.7-8
De lo profundo clamo a ti,
escúchame clemente;
tu corazón se inclina a mí
y muéstrate indulgente.
Porque si empiezas a mirar
mis culpas todas e impiedad,
¿cómo he de responderte?
Delante de tu santidad
es mala nuestra vida,
y nuestra culpabilidad
aumenta cada día.
Las obras nuestras vanas son;
tu gracia sola da el perdón,
¡oh, ten misericordia!
Por tanto, en Dios esperaré,
luchando en todo tiempo;
y nunca más me confiaré
en mis merecimientos.
Promesas firmes de su amor,
de gracia santa y de perdón,
me infunden esperanza.
Si muchas nuestras faltas son,
mayor es su potencia;
si graves nuestras culpas son,
más grande es su clemencia.
Él, como buen Pastor y Rey,
rescatará a su humilde grey
de todos sus pecados.
LETRA: Martín Lutero, trad. Juan B. Cabrera
MÚSICA: Martín Lutero